Es difícil salir del infierno los días festivos a hora punta. Aquella curva que deja atrás el azufre y el fuego aparece con una normalidad pasmosa. Los salvoconductos, la “mordida” a los guardias y los pedidos de algunos vecinos de tortura se esfuman en cuanto salimos al asfalto. Libertad vigilada siempre, aunque no me crea lo de “Dios te ve” y “El diablo te susurra al oído”. Lo más fastidioso fue olvidar la cartera. No oí nada cuando decidí atracar la gasolinera ni creo que tampoco me viera nadie (exceptuando el dependiente antes de caer al suelo). Al fin y al cabo siempre toca volver.
domingo, 11 de octubre de 2009
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Os deseamos fortuna en vuestra nueva andadura.Promete y la alianza creo que dará frutos jugosos. P&C
ResponderEliminarsiempre se vuelve al lugar del crimen....
ResponderEliminarsuerte me encanta
Me gusta. Así. Así me gusta.
ResponderEliminarSuerte y abrazos.
Muy bueno, Manolo, pero, ¿cómo es eso de: Libertad vigilada siempre?, ¿qué le haces a mi amiga?
ResponderEliminarBecause,
Lucía