jueves, 15 de octubre de 2009

Un agujero en el cielo


Una barra de pan, un litro de leche y algo de mantequilla cuestan en el mercado celestial regentado por el granuja de san Pedro el sueldo de un día de un arcángel. Las manifestaciones en contra, pidiendo un ajuste de precios que se adapte al salario mínimo interangelical, están dando al traste con la tan asentada armonía del cielo. El ministro de finanzas se ha reunido con el titular de una nueva cartera creada ad hoc –el ministerio de la autoinmolación– para remediar una situación que por repetida no deja de ser grave y que, además, está llevando al caos al celeste imperio: el suicidio colectivo de querubines sometidos a la crudelísima dictadura de un ERE divino.
La ceremonia se repite día tras día en un agujero que poco a poco se va haciendo mayor, aunque las autoridades se empeñen en ribetearlo con hermosas formas renacentistas. Los suicidas se despojan de su aureola, lanzan una última mirada hacia arriba y dan una bocanada de ozono antes de precipitarse al vacío. Algunos dicen que huyen a un mundo mejor; aún no ha vuelto nadie para confirmarlo.

5 comentarios:

  1. Bonita imagen paranoica se ha marcado usted.
    Me gusta, me gusta.

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  2. Ciertamente, la crisis trasciende hasta derribar incluso todo tipo de asidero ideológico. No sabes adónde dirigir la mirada, te pierdes, cuando sientes que se empeñan en mentirte. ¿El limbo existe?

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  3. Para la iglesia católica parece que no, en el 2007 lo eliminó por considerar que era una "visión excesivamente restrictiva de la salvación".

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. el limbo si existe; ¿no estamos en él?

    javier h.

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